Sociología
¿Por qué estudiamos sociología?
La materia Sociología despliega en sus contenidos la manera en que se estructuran y se caracterizan las relaciones sociales en el mundo moderno capitalista y cómo los problemas y los tópicos del capitalismo del siglo xix se resignifican en el mundo contemporáneo globalizado.
Desde esa plataforma, la Sociología busca comprender y explicar los fenómenos sociales que determinan y condicionan nuestra cotidianeidad, y continúan modelando nuestras pautas culturales y de convivencia.
Actividad Práctica:
En base a los conceptos estructurantes detallados más abajo, se propone que analicen la sociedad propuesta en la película La aldea, cuyo link encontrarán a continuación para poder ver.La aldea (The village)
La idea es que observen, describan e identifiquen cómo se caracterizan esos seis conceptos estructurantes en la sociedad descripta en el film de M. Night Shyamalan, y que vayan pensando (lo desarrollaremos en otro trabajo práctico) qué paralelismos con nuestra sociedad actual podemos encontrar en La aldea.
Para consultas, y para la entrega, escribirme a gmassadusal@gmail.com. Buena suerte.
Fecha de entrega: 25-Mar
Conceptos estructurantes
Para el desarrollo de los contenidos, la materia se organiza en torno de seis conceptos: sujetos, contexto sociocultural, relaciones de poder, clase social, género y alienación. Estos conceptos estructuran la materia en tanto son tópicos insoslayables de la sociología y ubican al sujeto en un contexto sociocultural conformado por un entramado de relaciones sociales, que implican relaciones de poder, de clase y de género, que estructuran a dichos sujetos y los condicionan en sus acciones individuales y colectiva.Contexto sociocultural
El contexto sociocultural es entendido como un conjunto de procesos, históricamente construidos y espacialmente situados, que en su articulación producen condiciones de vida particulares posibles de ser caracterizadas y analizadas (lo que comúnmente se denomina realidad o situación). Los contextos son dinámicos y no estáticos, cambian por las relaciones de conflicto, de disputa, de búsqueda de consenso, de acuerdos y desacuerdos que establecen los sujetos.Respecto de los contextos, se trabajará concibiendo la dialéctica de la construcción socio-cultural en tanto el contexto determina, aunque no totalmente, las condiciones de vida, ya que los sujetos agencian (tienen capacidad de poder hacer) sus posiciones sociales, accionando para la transformación de dichas condiciones.
Se pretende un proceso reflexivo que desnaturalice los fenómenos sociales para comprender cómo lo sociocultural es una producción humana espacial y temporalmente situada. La explicación del contexto como una construcción histórica y como resultado de relaciones conflictivas entre sujetos (las y los ciudadanos, los sujetos individuales y colectivos) dará el marco para la asunción de una posición de sujeto activo.
Sujetos
La noción de sujetos permite hablar de personas ubicadas en tiempo y espacio, que establecen relaciones y cuyas acciones y representaciones se desarrollan en contextos socio-culturales. Existe […] una concepción dialéctica de base que entraña entender a los sujetos como constructores de los contextos, y al mismo tiempo a los contextos como constructores de los seres humanos como sujetos.
La constitución de los sujetos, en un mismo contexto sociocultural, produce sujetos diversos. La subjetividad se constituye en procesos de construcción identitaria que son el resultado de todos los encuentros con el otro que atraviesan a los sujetos desde el momento de su nacimiento. El contexto forma parte de cada uno de los
sujetos entramándose en la constitución de la subjetividad, y se inscribe como memoria con todas las experiencias de realidad vividas y las significaciones, anhelos, deseos, expectativas que los otros tienen sobre uno y sobre el nosotros. Desde el modo como cada uno inscriba estas experiencias socioculturales, la versión de lo contextual tendrá una dimensión única e irrepetible. Por lo tanto, si bien el contexto conforma una dimensión identitaria común, cada sujeto será un si mismo, singular. De ahí que establecer generalizaciones cualificadoras a partir de rasgos de contexto implica desconocer al sujeto en su dimensión singular, y puede acarrear actuaciones desde el prejuicio.
La constitución de los sujetos, en un mismo contexto sociocultural, produce sujetos diversos. La subjetividad se constituye en procesos de construcción identitaria que son el resultado de todos los encuentros con el otro que atraviesan a los sujetos desde el momento de su nacimiento. El contexto forma parte de cada uno de los
sujetos entramándose en la constitución de la subjetividad, y se inscribe como memoria con todas las experiencias de realidad vividas y las significaciones, anhelos, deseos, expectativas que los otros tienen sobre uno y sobre el nosotros. Desde el modo como cada uno inscriba estas experiencias socioculturales, la versión de lo contextual tendrá una dimensión única e irrepetible. Por lo tanto, si bien el contexto conforma una dimensión identitaria común, cada sujeto será un si mismo, singular. De ahí que establecer generalizaciones cualificadoras a partir de rasgos de contexto implica desconocer al sujeto en su dimensión singular, y puede acarrear actuaciones desde el prejuicio.
Las relaciones que establecen los sujetos –las relaciones sociales–, son siempre relaciones de poder. Asumir esta perspectiva permite el análisis de las relaciones sociales como relaciones de lucha y disputa por posiciones sociales, por espacios, por bienes, por significados, por derechos y responsabilidades, entre otras cuestiones. Los tipos de relaciones entre los sujetos son también objeto de conocimiento en esta materia, tanto en sus caracterizaciones como relaciones de producción, de significación, etc., como en las modalidades que asuman y que se logren describir por ejemplo, como cooperación, enfrentamiento, desigualdad, dominación, solidaridad, reciprocidad. […]
Las relaciones sociales no son sólo entre sujetos individuales. Los sujetos existen como personas individuales –individuos– y también como colectivos, tomando la forma de grupos, asociaciones, organizaciones, movimientos, instituciones, comunidades, entre otras. La dimensión colectiva de las relaciones sociales es fundamental para entender los sentidos de pertenencia, la construcción de identidades, los intereses en juego, el por qué de los vínculos de unos con otros, y sobre todo, para comprender el carácter social de las relaciones humanas, y con ello, la potencialidad incluyente de los vínculos entre los sujetos, los grupos y la sociedad en general.
Las acciones de los sujetos, individuos o colectivos, transforman los contextos. El reconocimiento de la capacidad de poder hacer de los sujetos es el primer paso en la asunción de los otros como interlocutores legítimos. Desde el enfoque de derechos se concibe a todo ser humano como sujeto de derecho. Particularizando en la escuela este enfoque conlleva el mutuo reconocimiento de los actores institucionales
–directivos, docentes, alumnos, auxiliares, etcétera– como personas con derechos y responsabilidades, no sólo con la capacidad de poder hacer sino con el derecho y la responsabilidad de intervenir en aquello de lo que son parte.
Las relaciones sociales no son sólo entre sujetos individuales. Los sujetos existen como personas individuales –individuos– y también como colectivos, tomando la forma de grupos, asociaciones, organizaciones, movimientos, instituciones, comunidades, entre otras. La dimensión colectiva de las relaciones sociales es fundamental para entender los sentidos de pertenencia, la construcción de identidades, los intereses en juego, el por qué de los vínculos de unos con otros, y sobre todo, para comprender el carácter social de las relaciones humanas, y con ello, la potencialidad incluyente de los vínculos entre los sujetos, los grupos y la sociedad en general.
Las acciones de los sujetos, individuos o colectivos, transforman los contextos. El reconocimiento de la capacidad de poder hacer de los sujetos es el primer paso en la asunción de los otros como interlocutores legítimos. Desde el enfoque de derechos se concibe a todo ser humano como sujeto de derecho. Particularizando en la escuela este enfoque conlleva el mutuo reconocimiento de los actores institucionales
–directivos, docentes, alumnos, auxiliares, etcétera– como personas con derechos y responsabilidades, no sólo con la capacidad de poder hacer sino con el derecho y la responsabilidad de intervenir en aquello de lo que son parte.
Relaciones de poder
Pensar al poder en términos relacionales es alejarse de las concepciones que lo entienden como
conjunto de instituciones y aparatos que garantizan la sujeción de los ciudadanos en un Estado
determinado, como un modo de sujeción que adopta la forma de la norma o como un sistema
de dominación ejercida por un elemento o un grupo sobre otro.
El poder, siguiendo la concepción foucaultiana, es el nombre que se presta a una situación
estratégica compleja en una sociedad dada. Ello implica estos aspectos.
• No hay un centro único y centralizado desde donde emana el poder sino que el poder está
y viene de todas partes. El poder es siempre relacional y, por lo tanto, un mismo sujeto
puede ocupar una situación de dominio en una relación social dada y una situación de
dominado en otra. De ahí que la metáfora de la red es la que más da cuenta del concepto
de relaciones de poder.
• El poder no se ejerce solamente desde un arriba donde están los dominadores hacia un
abajo donde están los dominados, sino que el sujeto está inmerso en relaciones de poder
que lo atraviesan en múltiples direcciones.
• El poder no es algo que se adquiera, arranque o comparta, se ejerce a partir de innumerables
puntos y en el juego de relaciones móviles y no igualitarias.
• Las relaciones de poder no están en posición de exterioridad sino que son inmanentes
respecto de otros tipos de relaciones (procesos económicos, relaciones de conocimiento,
relaciones sexuales) y constituyen los efectos inmediatos de las particiones, las desigualdades
y los desequilibrios que se producen y recíprocamente, son las condiciones internas
de tales diferenciaciones.
• Donde hay poder hay resistencia. Los puntos de resistencia están presentes en todas partes dentro
de una red de poder. No hay un centro único de rechazo, rebelión o subversión del poder.
Por lo tanto, lo que define una relación de poder es, que constituye un modo de acción que no
actúa directa o inmediatamente sobre otros. Actúa, por el contrario sobre acciones existentes
o sobre aquellas que pueden seguir en el presente o en el futuro.
determinado, como un modo de sujeción que adopta la forma de la norma o como un sistema
de dominación ejercida por un elemento o un grupo sobre otro.
El poder, siguiendo la concepción foucaultiana, es el nombre que se presta a una situación
estratégica compleja en una sociedad dada. Ello implica estos aspectos.
• No hay un centro único y centralizado desde donde emana el poder sino que el poder está
y viene de todas partes. El poder es siempre relacional y, por lo tanto, un mismo sujeto
puede ocupar una situación de dominio en una relación social dada y una situación de
dominado en otra. De ahí que la metáfora de la red es la que más da cuenta del concepto
de relaciones de poder.
• El poder no se ejerce solamente desde un arriba donde están los dominadores hacia un
abajo donde están los dominados, sino que el sujeto está inmerso en relaciones de poder
que lo atraviesan en múltiples direcciones.
• El poder no es algo que se adquiera, arranque o comparta, se ejerce a partir de innumerables
puntos y en el juego de relaciones móviles y no igualitarias.
• Las relaciones de poder no están en posición de exterioridad sino que son inmanentes
respecto de otros tipos de relaciones (procesos económicos, relaciones de conocimiento,
relaciones sexuales) y constituyen los efectos inmediatos de las particiones, las desigualdades
y los desequilibrios que se producen y recíprocamente, son las condiciones internas
de tales diferenciaciones.
• Donde hay poder hay resistencia. Los puntos de resistencia están presentes en todas partes dentro
de una red de poder. No hay un centro único de rechazo, rebelión o subversión del poder.
Por lo tanto, lo que define una relación de poder es, que constituye un modo de acción que no
actúa directa o inmediatamente sobre otros. Actúa, por el contrario sobre acciones existentes
o sobre aquellas que pueden seguir en el presente o en el futuro.
Clase social
Es indudable la complejidad del concepto de clase social y su importancia para la teoría sociológica.Desde diferentes teorías y espectros políticos la clase social ha sido definida en relación con la propiedad de los medios de producción o en función de otros recursos tales como los conocimientos técnicos, las cualificaciones o el trabajo que las personas pueden obtener o respecto del control sobre el capital monetario, sobre los medios físicos de producción o sobre la fuerza de trabajo, entre otras.
Por su parte, Pierre Bourdieu propone una diferenciación de clases atendiendo no únicamente a las propiedades o a las relaciones de producción sino a la manera en que estas propiedades en relación conforman un habitus de clase determinado y cómo este se sostiene con las prácticas de las que es producto. De una manera concreta, el habitus depende de las relaciones que existen en un individuo / grupo entre el capital económico y el capital cultural. Bourdieu propone una diferenciación de los habitus en función de la clase social, en cada una se encuentra una multiplicidad de matices al modelo general.
El habitus se convierte así en una dimensión fundamental de la clase social de los sujetos:
es la clase incorporada, a cada posición social distinta le corresponden distintos universos de experiencias, ámbitos de prácticas, categorías de percepción y apreciación. Se distinguen así dos aspectos de la clase social: la clase objetivada –su posición en el sistema de relaciones sociales, sus condiciones sociales y materiales– y la clase incorporada –la clase social hecha cuerpo, habitus–. Este habitus de clase será fundamental en la reproducción social.
Porque, producido en unas determinadas condiciones sociales y reproduce de manera corporal, inconsciente, los esquemas y las divisiones de que es producto, funciona ajustado a las mismas condiciones, contribuye así a reproducirlas mediante su continua actualización.
Ello se ve claramente en una de las dimensiones fundamentales del habitus: el sentido de los límites, de las posibilidades y las imposibilidades, por el habitus uno se excluye de lo que está excluido.
La materia propone la enseñanza y el aprendizaje de diversas teorías con respecto a la clase social. La clase social tiene un fuerte componente estructurador de las identidades individual y colectiva. Es articuladora de luchas sociales y una dimensión insoslayable para pensar las relaciones sociales y las relaciones de poder. El hincapié de cierto pensamiento conservador o ciertas líneas del pensamiento posmoderno de señalar el fin de las clases sociales ha servido como estrategia, muchas veces, para la cristalización definitiva de las
desigualdades sociales.
Género
La dimensión de género es estructurante y constituyente del sujeto y de las relaciones sociales. Por lo tanto, resulta insoslayable en el análisis de diferentes fenómenos sociales.Los géneros son comprendidos, en esta materia, como instituciones que se construyen cultural e históricamente y que proveen atributos y significaciones a lo masculino y lo femenino. Las nociones de masculinidad y femineidad se han estabilizado en un conjunto de significados y prácticas como producto de paradigmas dominantes, profundamente anclados en la cultura. Forman parte de un campo complejo de interacciones y representaciones a la vez sexual, estético, ético, afectivo y convivencial a partir de las cuales se definen ciertos estilos, roles, comportamientos, modalidades corporales, expectativas y modos de sensibilidad, cognición y percepción según los ámbitos transitados en la cotidianeidad.
Ser hijo, padre, macho, sexo fuerte, amantes, son formas que suponen modelos de representación de una determinada construcción histórica y cultural de género enmarcada en el paradigma de lo que Pierre Bourdieu denomina la dominación masculina. Ello alude al hecho de que los modos de entender ese reparto dual y básico del mundo se constituyeron como tramas de sentido que colocaron a las mujeres en situación de asimetría, ocultamiento y desvalorización dentro de un orden social regido por el principio universalizador de lo masculino.
Alienación
Si bien la idea de alienación está relacionada con los contenidos que Marx, el concepto desborda el empleo marxista del término. Un enfoque del concepto de alienación presenta al hombre moderno desarraigado, solo, carente de un estatus firme, desgajado de la comunidad o de cualquier sistema de claros propósitos morales. Es el sujeto de la modernidad que pierde la relación cósmica y divina con el mundo que se había hegemonizado durante la Edad Media. La enajenación abarca la totalidad de la vida del hombre: enajenación respecto de los otros seres humanos, del trabajo, del lugar y respecto de sí mismo.En lugar de poseer los recursos de la liberación propias de la razón, de la tradición y de la religión, el precio de la liberación individual parece ser la pérdida de sí mismo manifestada en diversos fenómenos propios del mundo moderno: el suicidio, la locura, la robotización, la soledad, entre otras. La pérdida de la comunidad medieval lo aísla y le hace perder el sentido a sus actividades dentro del mundo social.
Por supuesto que uno de los fenómenos donde mejor se manifiesta es en el trabajo organizado bajo el modo de producción capitalista. Al partir de la concepción de que el ser humano es un ser perfectible y con una capacidad de creación, acción e imaginación infinitas, para Marx el concepto de alienación servía para explicar que las personas aceptaran las terribles condiciones en las que estaban inmersas bajo la situación capitalista. El ser humano, sobre todo el ser humano como obrero, está privado de la luz, el aire puro, y condenado a un trabajo forzado. Es trabajo forzado porque no es un trabajo que él eligió y donde poder realizarse sino un medio para poder sobrevivir. Está privado, además, de la imaginación. En la situación de fábrica, el obrero no produce nada nuevo, produce en serie. Por lo tanto no es feliz, sino desdichado, no
se siente realizado sino que por el contrario martiriza su cuerpo y su corazón. Se siente y es tratado como un animal.
Según la concepción de Marx, el trabajo –donde se pone en juego la creación y la imaginación– diferenciaba a los hombres del resto del mundo animal. Sin embargo, nada de esto ocurría bajo la situación capitalista. Así se llegaba a una situación paradójica: en el trabajo cuando debía poner en juego sus facultades humanas, la característica rutinaria, mecanizada y robotizada del trabajo hacían que el ser humano como obrero se sintiera como una máquina y como un animal. Solo se sentía un ser humano cuando llegaba a su casa, al seno de su familia, pero era entonces cuando se encontraba en sus funciones animales: comer, dormir, tener sexo, procrear. Si bien son funciones humanas, despojadas del mundo del trabajo creador, reducen al ser humano al espacio de la animalidad.
El concepto de alienación fue trabajado desde diversas posturas por el pensamiento sociológico clásico (Durkheim y Weber) y constituye aún una clave teórica de análisis para explicar el mundo actual.
El proceso de enseñanza y aprendizaje del concepto de alienación involucra la reflexión acerca del reconocimiento, la exigencia y la posibilidad de expansión de los derechos de los trabajadores así como la noción de trabajo como creación y como posibilidad de realización y felicidad del ser humano, en contraposición a la noción del trabajo que lo vincula con la obligación, la condena o como medio para la supervivencia. Asimismo, alude al desarraigo del ser humano del mundo, de los demás, de la comunidad, de la solidaridad como fenómeno moderno y que tiene su continuidad en el mundo contemporáneo.
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